miércoles, 28 de enero de 2015

Galgos y manzanas



En la hechura de los galgos hay mucho de viento, como si el aire les habitara los huesos, a modo de pájaros. Sus patas tienen un no sé qué de alas frustradas, condenadas a volar a ras de páramo y barbecho en un vuelo que nunca termina de despegar, quizá sea porque el de las liebres tampoco lo hace. La sombra de los galgos – que corre tanto como ellos - tiene forma de neblí pues a la galga primera la preñó un halcón volantón que andaba enamoriscado de sus curvas de viento mamífero. A estos perros la velocidad les sustancia la vida; y también se la quita, cuando les falta.

domingo, 18 de enero de 2015

Je ne suis pas charlie



Veo la atrocidad en la televisión. Resulta que hay una pequeña parte del Islam que todavía cree que las puertas del Paraíso pueden abrirse con las manos manchadas de sangre, que hay un Dios que, para solaz del mártir, premia la muerte con una orla de vírgenes en algo parecido a un celeste Punta Cana con todo incluido. 


Resulta también que Occidente tiene la apócrifa certeza de creer inmutables ciertos principios básicos sobre los que se asienta su pesada arquitectura. Uno de estos valores universales que considera dogma de fe es la libertad de expresión. Al calor de su brasero se han quemado demasiadas personas en Paris hace pocos días a manos de unos descerebrados que tomaron como ofensa el  ejercicio de este derecho. Sin embargo, sinceramente creo que esas viñetas estaban fuera de lugar porque nunca entendí qué necesidad había de hacer unas caricaturas a sabiendas de su carácter ofensivo, ni tampoco la necesidad de darles a estos terroristas una justificación – sí, ellos lo ven así-  para llevarse por delante la vida de tanto inocente.


Respiro aliviado y no me siento solo cuando el Papa Francisco pone el sentido común al decir que la libertad de expresión tiene límites, que decir, escribir o dibujar lo  que a uno le viene en gana vale siempre que sirva para apoyar al bien común, pero que no se debe ofender de forma gratuita y deliberada; y yo, sinceramente creo, que en esas viñetas la ofensa estaba garantizada “ab initio”. Prueba de ello ha sido la unánime reacción de condena del mundo islámico que, aun desmarcándose – sin la debida contundencia- de la barbarie terrorista, ha mostrado su malestar ante los dibujos de su profeta.


El problema, en fin, no es otro que la definición de los límites del ejercicio de este derecho, cuya fijación, no es ni podrá será nunca universal, porque estas fronteras invisibles que lo limitan cambian más que la arena del desierto, al depender de parámetros que, como en este caso, pueden llegar a ser contradictorios. Así, lo que para Occidente resulta un evidente ejercicio de humor y crítica satírica cuyo objetivo último es una sonrisa, una crítica y una reflexión; para el fundamentalismo islámico es un imperdonable insulto a Mahoma. 

Creo llegado el momento de que la vieja Europa haga un alarde de elegancia y, sin dar un paso atrás en las libertades conseguidas, haga uso de su “savoir-faire” para no echar inútilmente gasolina al fuego. Todo sea por no ver más sangre perderse por el estéril desagüe de la Historia.

sábado, 10 de enero de 2015

Vaho



La mano baja la cremallera mientras el reloj de cuco da su último gong.  Las lenguas enlazadas hacen presa del tiempo para impedir su paso. Fuera hace frío y los segundos avanzan su lava tenaz. Crece el vaho cómplice en la ventana. El vientre de los amantes es un diapasón adolescente. Tic, tac, tic, tac ladran los minutos en la noche. Tic, tac, tic, tac, los amantes jadean su victoria hasta detener el tiempo tras la ventana.

martes, 6 de enero de 2015

Galgos: perros de viento y olvido



Un galgo es un golpe de viento, una flecha mamífera, un leopardo vestido de perro. La leche de las galgas amamanta halcones de cuatro patas, morro afilado y mirar inocente. Pocas cosas hay tan bellas como un galgo en carrera. Pocas formas de caza existen tan deportivas y tan primitivas como la caza de la liebre con galgos.