jueves, 16 de abril de 2015

Encierro




"Encierro" - Liliana Muente.

Hay horizontes hechos de ladrillo, puertas que se abren para nada. Existen habitaciones cerradas con vocación de universo y leopardos que saltan para arañar los muros con sus garras de estopa. Los encierros están llenos de lejanías miradas con lentes de aumento, imposibles que quedan tan a la mano.
 
La soledad es un laberinto de cuatro tabiques con claroscuros para inventar perfiles al paso de las horas: sombras chinas de las manos lentas del sol. Qué puede hacer el poeta sino ensanchar los muros a codazos, desconchar con los dientes las paredes que levantan los almanaques. El deseo también es el agua con la sed lejana; que nadie se llame a engaño: algunas veces no queda otra que inventarlo a punta de verso, a brochazos de desencanto, para que crezca como un helecho gigante y promisorio en un patio cercado de cemento y de sombras; eso sí, sombras chinas.


No mueve a sutilezas
el aire en su despliegue más furioso:
abrasa con metáforas de viejos laberintos.
 
Un hambre agazapado
ahora crece
y el yeso rasguñado
come de mí, estos restos de naufragio:
los herrumbrados huesos
que había ya ofrendado
a algún que otro viajero.
 
Sé que merezco el agua que no trago.
 
Mi solitaria furia se carcome
la herida que no dejo que se cierre
(por ver cómo descarnas
por ver qué tienes dentro, marioneta,
estopa y venas rojas
a ver adónde llegas
 a qué sabe tu piel en el encierro).

Poema: Sandra Catalano

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