jueves, 18 de diciembre de 2014

Las alas de la quimera



Esto les debió ocurrir más o menos entre los quince y los dieciséis años. A las quimeras les nacen alas azules en la espalda con los primeros besos. Al principio, eran apenas dos brotes tiernos, como dos capullos azulados que servían sólo para soñar sin vértigo al abismo que se abría en sus vientres.

 Pero llegó un momento en que el delirante despliegue azul rompió la membrana con un pequeño dolor a medio camino entre el placer y la sangre. Un mínimo hilo rojo en el azul batiente de las plumas. Qué más daba ese pequeño dolor si a esas alturas del vuelo todos los demás quedaban allá abajo, pequeños y despreciables, mirando las alturas vertiginosas de su quimera añil. 

Les gustaba amarse con los pabilos de la ciudad tiritando su luz de anonimato y hormigón dos kilómetros más abajo. Se habían besado en los parques y en los cines, en el metro y en las clases de religión, pero nada era comparable con aquel amor de altura, con esa marea alada que sucedía a tantos metros de distancia de la azotea más alta.

Aquello eran vuelos de victoria, sexo convertido en quimera alada sujeta en su boca de león por bridas de saliva, ceñido su vientre de cabra por unas piernas abiertas; dejando que fuera su cola de dragón la que timoneara el rumbo irracional de ese sueño compartido en azul.

Como ustedes ya habrán imaginado, sucedió lo que tenía que suceder, no contaron con la lluvia del tiempo y de todos es sabido que a las quimeras, como a los gatos, no les gusta el agua. Ícaros confundidos, no fue el sol, sino un reloj feroz lo que les llevó al suelo.  Con las alas empapadas intentaron recrear el azul celeste de los primeros vuelos. No hubo forma. Terminaron por reconocer que cualquier sucedáneo a ras de suelo les deja en la boca un amargo gusto a tierra.

2 comentarios:

  1. Solo sabor a tierra, mirando siempre arriba, buscando en cada azul aquel recuerdo, a mordiscos si fuera preciso antes de olvidar esa quimera.

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    1. No olvides que las quimeras, como buen animal mitológico, tiene la capacidad de viajar en el tiempo y nunca se sabe cuándo pueden volver

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