martes, 23 de diciembre de 2014

Blowing in the wind



Un día con viento del Sur busque un sitio elevado, un otero, por ejemplo. Abra bien los brazos y cierre los ojos. Mantenga la posición un par de minutos. Terminará sintiendo cómo el viento le va penetrando, cómo la piel se vuelve cedazo milagroso. Descubrirá con asombro que los párpados caídos son los ojos para ver el viento. Si los brazos se cansan, muévalos lentamente hacia arriba y hacia abajo.



Cuando sople fuerte y cálido y usted tenga el cuerpo para un exceso, busque igualmente un punto alto. Si puede ser en un acantilado con el mar de fondo, mejor. El mar siempre ayuda en estos casos.  Repita la posición descrita en el párrafo anterior – recuerde, no abra los ojos- y aguante los machos del timón porque el viento querrá desplazarle de su ubicación. Le excita que le desafíen.



Después de unos minutos, notará que el viento se encela con su cuerpo como un macho enardecido. Sentirá sus dedos de aire buscándole las costuras a su ropa, sus manos aéreas van ciegas a acariciar lasciva y simultáneamente su pecho, sus brazos, su espalda, su cuello.... Será entonces cuando el viento aproveche para jadear su deseo vendaval sobre las piernas abiertas de ese momento irrepetible. Galopará sobre usted casi con violencia, déjelo hacer, va embriagado de distancia y de lamentos, de gritos de júbilo y de olvido, rosa de los tiempos sin Norte y sin Sur bebiéndose de un trago nuestro presente de brazos abiertos, de ojos cerrados, de hembra fecundada y plena.




Usted sabrá cuándo debe abrir los ojos. En ese momento todo habrá pasado, es posible que en las piernas sienta un pequeño temblor, un sordo rumor a medio camino entre la fatiga y el alivio. No se preocupe, es algo pasajero. Cuando emprenda el camino de regreso se sentirá más ligero, notará que respira mejor y que no encuentra una explicación lógica a esa sonrisa que involuntariamente se le dibuja en la cara. Déjala estar, si sonríe es porque el viento ventila la memoria como si fuera ropa secando al sol.

2 comentarios:

  1. Me gusta. Y no encuentro una explicación lógica a esa sonrisa que involuntariamente se me ha dibujado en la cara.

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    1. Y no la busques,,, déjala estar y disfrútala mientras dure, como le sucede al viento, las sonrisas igual que vienen, se van... Me alegra que te haya gustado el texto.

      Un saludo
      Luis

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