"... dándole de comer a los lobos que salieron de los sueños" Graciela Wencelblat
Lobos insomnes para las noches del que escribe versos. Al
poeta, en sus sueños, los lobos le comen los hígados, otros buitres
voraces de pico corvo que clavan los dientes para luego lamer la herida. La
saliva como una pátina de misericordia. Al poeta se le llenan las noches de
lobos negros y los días de agua fresca, como en un conjuro medieval para ser
inmortal.
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